LAGOS DE MORENO, JAL.- El día se partió en dos justo a la mitad de un domingo que se suponía podría haber sido familiar.

Fue de llanto, de luto, de dolor y de reclamos por la muerte de Arnulfo, el de las grúas, como le conocían los laguenses.

Era mediodía cuando decenas de personas se reunieron para llenar el templo parroquial y participar en la misa de cuerpo presente de quien por  muchos años se dedicó al negocio de las grúas y que fue asesinado el pasado fin de semana.

Otra vez las sirenas se dejaron escuchar, otra vez  los cuerpos de rescate en una gran mayoría se hicieron presentes, otra vez las muestras de dolor llegaron a las escalinatas del templo parroquial para ver como muchos de sus familiares y amigos seguían preguntando por qué y  la respuesta desde luego no llegó, como tampoco llegó el consuelo ni mucho menos llegaron las palabras justas en los dolientes para decirlas ante su familia, nada que pudiera calmar un poco esa sed de  angustias, de desesperación, porque aún siguen sin comprender por qué ese destino para él.

Y entonces, luego de la celebración eucarística en donde los cantos y las caras fueron siempre de dolor,  abrieron paso al cortejo fúnebre,  ese en donde con el cariño que tuvo  hacia sus instrumentos de trabajo, penosamente fue elevado, ahí en una de sus grúas, adornada con flores y el mariachi acompañándole junto con miles de aplausos que no cesaron sino hasta que el cortejo se perdió en el medio de la calle.

Sí, era domingo, y era un día de descanso, uno breve para los ciudadanos, uno eterno para él, para Arnulfo, que lentamente caminaba en su  ataúd mirando hacia el cielo, pero ya hacia su última morada, en tanto los rezos se confundían con las letras de las canciones del mariachi que algún día disfrutó en ocasiones especiales.

Era ya más del mediodía y la gente caminó al rayo del sol, que esplendoroso entregó para él en su última estancia entre sus seres queridos un cielo despejado y una mañana tranquila, por llamarlo así de manera irónica, tranquila, en apariencia, porque el desencanto y la desesperación siguen y seguirán en tanto este tipo de acciones continúen en Lagos de Moreno.

Era domingo, y era el día del señor, que ya lo juzgó y que le tendrá a su lado, en tanto que las preguntas como ya se dijo siguen y habrán de seguir hasta que vengan las respuestas, no se sabe de quién, no se sabe en cuánto, tiempo pero que igual de poco o nada servirán porque él, Arnulfo, ya no regresará, ya no estará entre quienes le quisieron y eran su vida, una vida que le fue arrebatada así de golpe y de pronto con la sorpresa que suele ser lo más doloroso,  de un día verlo y otro día no tenerlo.

Arnulfo recibió el último adiós y lo hizo en medio de una gran multitud que probó con su presencia lo bueno que hizo en este mundo, en esta tierra, en esta su tierra, tan dañada, tan herida, tan ensangrentada y que al igual que muchos otros añora y desea la paz, de la cual él ya goza y que esperemos llegue algún día para todos cuantos continúan en este Lagos de Moreno, hoy nuevamente de luto….

Noticiero El Circo